Mi experiencia de prácticas en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital de Los Montalvos siempre la voy a recordar con muchísimo cariño. Sin lugar a dudas estos más de tres meses han sido unos de los meses más bonitos y gratificantes de mi vida. Meses llenos de respeto, cariño, paz, agradecimientos, etc.
A lo largo de estas prácticas he descubierto un nuevo campo de intervención de la psicología que me apasiona. Poder acompañar, tanto a pacientes como a familiares, en las etapas finales de la enfermedad y en los momentos finales de la vida ha supuesto todo un reto, tanto profesional como personal, pero un reto al que me volvería a enfrentar con los ojos cerrados una y otra vez. Un trocito de mí se va a quedar para siempre en los pasillos de esta Unidad, pero me traigo conmigo un trocito de todas y cada una de las personas que se han cruzado en mi camino. Todas llegaron con algo que enseñarme y con un sinfín de aprendizajes a realizar.
Pero todo eso no hubiera sido posible sin ese gran equipo humano que da forma a la Unidad de Cuidados Paliativos, desde el primero hasta el último, todos caracterizados por su gran capacidad de mostrar empatía, la vitalidad del equipo, la manera de comunicarse tan humana con los pacientes y sus familias, la normalización de todos los procesos, de las emociones, de los sentimientos,…, un lugar en el que no hay sitio para los juicios. En definitiva hacen de momentos complicados que sea algo bonito y en paz.
Sólo me queda daros las GRACIAS, por haberme permitido vivir esta experiencia y acompañarme en estos meses tan gratificantes para mí. Y en especial a Ruth, Teresa y Juanma por enseñarme lo bonito de esta profesión y darme alas.
Eternamente agradecida.
Margot López Gerbás