Marijose: una despedida desde el corazón en Zamora

Hoy hemos celebrado en Zamora la jubilación de mi compañera Marijose, enfermera de cuidados paliativos y una de esas profesionales que dejan huella sin hacer ruido. Entre fotos, abrazos y un picoteo lleno de anécdotas, sentí esa mezcla única de alegría por todo lo que empieza para ella y nostalgia por lo que hoy cerramos.

Desde el primer día que llegué a Zamora me acogiste con una calidez que nunca olvidaré. No solo me diste la bienvenida: me ofreciste tu mano, y jamás la soltaste. En cada paso, en cada duda y en cada momento difícil, ahí estabas, con tu serenidad, tu experiencia y esa forma tan tuya de sostener sin invadir, de enseñar sin imponer, de acompañar desde la presencia más humana.

Ese modo de cuidar que he visto en ti como compañera es el mismo que tantas veces te he visto ofrecer a pacientes y familias. Tu manera de estar, de escuchar y de comprender ha sido siempre un refugio en medio del dolor y la incertidumbre. Has sido, sin exagerar, una enfermera de cuidados paliativos excepcional: una profesional que ha entregado más de la mitad de su vida laboral a un trabajo que exige técnica, sí, pero sobre todo alma.

Y tú, Marijose, has puesto alma en cada gesto.

Para mí has sido soporte en momentos complicados, guía en los días de aprendizaje y luz en aquellos en los que la carga emocional pesaba demasiado. Por eso, aunque celebro tu jubilación con toda la alegría que merece una trayectoria tan ejemplar, también siento un vacío enorme al imaginar el día a día sin ti. Porque dejarás un hueco difícil de llenar, no solo en el equipo, sino en quienes hemos tenido la suerte de caminar a tu lado.

Me queda, sin embargo, lo más valioso: todo lo que he aprendido de ti. Tu forma de acompañar, de abrazar cada historia con respeto y humanidad. Ese aprendizaje me lo llevo conmigo y sé que seguirá guiando mi manera de cuidar.

Gracias, Marijose, por tanto. Por tu acogida. Por tu mano firme. Por tu mirada siempre disponible. Por cada conversación y cada silencio compartido. Por ser un ejemplo de profesionalidad y de humanidad.

Te deseo una jubilación llena de paz, de descanso merecido y de momentos que te hagan sonreír cada día. Y aunque esta etapa cierre, tu huella seguirá en cada uno de nosotros.

Con todo mi cariño y admiración,

Melda Muñoz Rodríguez.

Psicóloga EAPS Zamora. Programa para la atención integral a personas con enfermedades avanzadas y sus familias de la Fundación “la Caixa”.

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