Tras una agradable comida y la sobremesa correspondiente, en la cual nos hemos conocido mejor, sin las prisas de la actividad diaria en hospital, residencias o domicilios, hemos subido al Ieronimus, visita muy recomendable, si no tienes vértigo ;-), a las torres de la Catedral de Salamanca con vistas a toda la ciudad desde las alturas.
“El recorrido permite pasear por los tejados de la catedral, a través de una pasarela ubicada entre los dos templos”.
“La ascensión a Ieronimus es una experiencia única. Una forma diferente de disfrutar del patrimonio de Salamanca”. Y hemos querido vivirla con todo el grupo de voluntarios.
Es un grupo de personas muy especial con el que nos sentimos muy a gusto. ¡¡GRACIAS!!